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viernes, 2 de octubre de 2015

per capita

El ingreso per cápita o renta per cápita, como también se lo denomina, es el concepto que denomina a aquella variable económica que indica la relación que existe entre el Producto Bruto Interno (PBI) y la cantidad de habitantes de una nación. A instancias de la macroeconomía, el PIB es una medida que expresa el valor monetario de la demanda final en lo que respecta a la producción de bienes y de servicios, en una región o país, durante un lapso de tiempo determinado, que normalmente es de un año. Cabe destacarse que al PIB se lo utiliza para tener una noción de la medida del bienestar material presente en una sociedad y que mide siempre la producción final.



En tanto, para conocer esa relación y obtener ese número es necesario que se divida el PIB con la cantidad de población.

Entonces, como mencionábamos líneas arriba, el ingreso per cápita es un indicador económico que nos permite conocer a través de su valor la riqueza económica de una nación. Porque este indicador está estrechamente vinculado con la calidad de vida de las personas que habitan en un país. Ahora bien, esto es así cuando el ingreso no supera un determinado valor, en tanto, para aquellas naciones que ostentan una mayor renta la relación entre la calidad de vida y la renta no es tan ajustada y correspondiente.



Con un ejemplo lo veremos más claramente, en los países realmente pobres, un aumento general en su PIB implicará el aumento del bienestar social de sus ciudadanos, siempre y cuando la distribución del ingreso no es tan desigual, mientras tanto, en los países que disponen de un ingreso alto habrá una menor correspondencia con respecto a los indicadores de salud, de educación, entre otros, y por ello es que se dice que el PIB puede tener una utilidad limitada en lo que respecta a la medición de ese bienestar.

Entonces, entre las principales críticas que se le realizan al ingreso per cápita como indicador del bienestar social en un país se cuentan: que ignora las diferencias de ingresos que existen, porque dividiendo el total del PIB por el número de habitantes se le estará atribuyendo el mismo nivel de ingreso a todos cuando no es así; no contempla cuestiones negativas exteriores, por ejemplo si los recursos naturales de un lugar bajan o se consumieron; no siempre toda la producción hará que aumente el bienestar, porque algunos gastos que se contabilizan en el PIB no tienen un fin de consumo sino que su misión es proteger de posibles escenarios negativos.