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sábado, 2 de mayo de 2015

Internacionalización empresarial, globalización y competitividad

El entorno económico internacional en la actualidad se caracteriza cada vez más por su dinamismo y globalización. Tendencias como la creciente interdependencia entre países, la formación de bloques regionales, el surgimiento de economías emergentes en Asia y América Latina, así como los sorprendentes avances tecnológicos en diferentes sectores, configuran un entorno mundial crecientemente competitivo y cambiante.

Como consecuencia de estas tendencias, los fenómenos de globalización de los mercados e internacionalización de las empresas se han acentuado aún más, resultando imprescindible para los empresarios tener una visión cosmopolita e internacional de la actividad económica y repensar los conceptos y estrategias económicas dentro de un modelo de economía tan abierta.

En un entorno de estas características la internacionalización aparece como una necesidad apremiante para las empresas.



Sin embargo hay que hacer notar que es éste un proceso difícil, complejo y costoso, que incluso puede perjudicar a la empresa que lo emprenda si no realiza previamente un análisis estratégico serio y riguroso antes de tomar tal decisión.

Hace apenas treinta años, la política empresarial de la mayoría de los países no era ni mucho menos conquistar el mundo; sino ganar dinero en el interior de los límites de la nación; sin pensar en acceder, al menos masivamente, al mercado internacional y rivalizar con otras empresas que estaban del otro lado de las fronteras. A nivel internacional, los aranceles eran prohibitivos y los empresarios, en sentido general, se centraban en sus propios países. La división del mundo en fragmentos aislados condicionaba también las mentalidades. (Álvarez, E., 1995)



Sin embargo, en poco tiempo, ésta situación ha sufrido cambios trascendentales. La economía internacional de la segunda mitad del siglo recién finalizado evolucionó de forma considerable, adoptando una serie de tendencias que llevan implícita la idea de la internacionalización económica entre las cuales se encuentran:

Crecimiento progresivo del comercio y de la producción.
Crecimiento de los precios en dólares de las mercancías a nivel mundial, debido fundamentalmente al aumento del precio de los productos básicos y a las variaciones del tipo de cambio.
Crecimiento de los productos manufacturados en el comercio internacional.
Progresión incesante de la inversión directa en el exterior.
Desarrollo constante de la transferencia internacional de tecnología.
Incremento progresivo de los movimientos internacionales de capitales.
Creciente significación económica de la cooperación internacional.
En la actualidad, el entorno económico internacional es cada vez más dinámico y global; lo cual se refleja de una parte, en el enorme crecimiento del comercio mundial en las últimas décadas del siglo XX y de otra, en el auge de la inversión directa en el extranjero que ha crecido también a tasas no previstas. (Forsner, H.; Ballance, R., 1990)

La internacionalización de una empresa implica gastos, y para compensar los mismos, hay que agregar valor a la empresa. La meta de una empresa al ser internacional debe ser obtener ventajas competitivas que le permitan superar a la competencia. La mayoría de las empresas que se deciden a internacionalizarse adoptan el viejo esquema de prueba y error.

La decisión sobre qué y cuántos mercados abordar, cómo entrar en ellos, el tipo de organización a adoptar allí, son decisiones incrementales que requieren de análisis rigurosos de índole estratégica. Gran número de empresas encaran la internacionalización como una manera de crecer, sin percatarse que vender en el exterior puede disminuir sus utilidades e implicar riesgos que no se corren en el mercado nacional. Ser internacional resulta costoso, porque el objetivo no es ser más grande sino mejor. (Canals, J., 1996)